Siguiendo la iniciativa de nuestras compañeras periodistas y buscando el apoyo de un sector formado en su inmensa mayoría por mujeres, las profesionales del mundo del libro apoyamos la huelga feminista del día 8 de marzo y sumamos nuestra voz a la de todas las mujeres que van a salir a clamar por nuestros derechos fundamentales en las manifestaciones que ese día se celebrarán en todo el país.
Nuestras reivindicaciones no son diferentes a todas las que se hacen desde distintos colectivos sociales e incluyen:
La eliminación de la brecha exigiendo transparencia salarial, conocer la verdadera situación de las mujeres en la industria y empezar a poner nombre y cifras reales a la desigualdad. Solo podemos hablar de oídas y eso perjudica a la base de las trabajadoras del mundillo, que copan los puestos de menor responsabilidad y sueldo.
La igualdad en el acceso a los cargos de responsabilidad. La proporción media en cualquier editorial está entre un 70/30 y un 80/20 de mujeres frente a hombres, según datos del Gremio. El sector editorial está dirigido en un 80% por hombres empresarios, porcentaje que se invierte en los puestos de menor responsabilidad.
La denuncia sin paliativos del acoso sexual y laboral.
La exigencia de participación igualitaria en las plataformas de difusión y promoción de la literatura. Las mujeres solo ganan el 20% de los premios literarios de este país, según datos del’Observatori Cultural de Gènere. Tan solo en la categoría de narrativa infantil y juvenil el porcentaje roza la paridad. El sesgo se explica, en parte, por la composición de los jurados y la concepción generalizada de que la literatura hecha por mujeres no tiene el mismo carácter universal que la escrita por hombres.
Exigimos la corresponsabilidad en la conciliación familiar y cuidados . Este trabajo recae, con pocas excepciones, en las compañeras profesionales que ya soportan una carga importante debido a sus obligaciones laborales.
Libros de las Malas Compañías se une a este manifiesto y por supuesto también paramos el 8 de marzo, no sólo ejerciendo nuestro derecho a huelga sino parando en todos los ámbitos de actuación que tengamos a nuestro alcance.
Que quede bien claro que si las mujeres paramos, el mundo también se para.