Cuando era niña quería vivir en la calle. Iba al cole con el pelo estirado y metido en dos trenzas y veía a la gente que vivía en la calle y pensaba: ¡Qué suerte, no se tienen que hacer trenzas para salir de casa, y no tienen hora de volver a casa! Me parecían el colmo de la libertad.
Cuando crecí, aprendí que la búsqueda de un hogar a veces te lleva a confundir una botella o una jeringuilla con un hogar. Y es que es ahí donde te sientes seguro. La gente sin hogar sufre las cadenas de estas atroces adicciones, que tantos beneficios aporta a los dueños de las sombras, sufre el rechazo de la gente con hogar, que ve su miedo a la pobreza personificado en la gente que tiene por techo un cartón. Y es que es muy fácil llegar ahí. Cuando crecí, comprendí que vivir en la calle casi nunca es una elección, un acto de libertad.
Hoy, día 25 de noviembre, es el Día de la gente sin hogar. Y nosotras queremos recordarlos hoy y todos los días: su pobreza, su indefensión, su vulnerabilidad nos tocan el corazón. Por eso, este año han sido los protagonistas de nuestro concurso de álbum ilustrado “La gente también cuenta” y que convocamos con el lema: “La gente sin hogar también cuenta”. Se presentaron una decena de trabajos, pero esta vez se presentó la gente sin hogar del albergue de San Martín de Porres y son ellos los que han ganado nuestro concurso de álbum ilustrado.
Estamos en proceso de edición de su libro. Nos habría gustado que estuviese para este día tan señalado, pero no ha sido posible. En unos meses lo tendremos listo.
Mientras, os dejamos algunas de las ilustraciones que compondrán nuestro libro.