Mucha gente piensa que África es un lugar que está muy lejos, donde vive gente negra con poca ropa que solo sabe matarse o venirse a nuestros cómodos países a vender en las mantas o a trabajar en el campo. Nada más saben hacer. Esta es la imagen que difunden los medios de comunicación, quienes generan una desinformación informada y un estereotipo nada inocente. Qué mejor que pensar que están lejos, que son casi salvajes, que no son civilizados ni cultos, y que, por ello, poco tienen de humanos. Así es más fácil no sentirnos afectados por sus lejanas tragedias, por el robo de sus materias primas, que se sigue perpetrando en sus países bajo gobiernos títeres manejados por las grandes potencias, por las enfermedades que los matan o las atrocidades de que son víctimas.
Pero no olvidemos que África está a 14,4 km de nuestra península ibérica, más cerca que Getafe de Madrid o que Sabadell de Barcelona. No olvidemos que África fue el continente por donde caminaron los primeros seres humanos hace 3,7 millones de años. No olvidemos que una gran parte de los recursos minerales del mundo se encuentra en África, y que esta riqueza mineral de su continente ha causado el exterminio de etnias completas por la codicia de los europeos, todavía hoy. Aunque nos cuenten que son luchas tribales. Y sobre todo no olvidemos que en África hay 2000 lenguas, aunque casi ninguna se escriba, y una impresionante literatura oral.
Serie Negra
Y es esta literatura oral africana la protagonista de nuestra colección Serie Negra, que no alberga novela policiaca sino los cuentos que cuenta la gente que vive en el continente africano. La editorial Libros de las Malas Compañías apuesta por la publicación de cuentos tradicionales de poblaciones silenciadas, cuya cultura oral no goza del prestigio que tiene nuestra cultura escrita. El primer libro fue El dragón que se comió el sol y otros cuentos de la Baja Casamance, y se realizó principalmente en la biblioteca municipal de Oussouye en Senegal y en otras localidades de la Baja Casamance: Enampore, Djimbering... El segundo libro es Los cuentos del erizo y otros cuentos de las mujeres del Sáhara y se realizó sobre todo en los campamentos de refugiados de Tinduf. Ambos lugares, además de una fértil literatura oral, tienen minas antipersona, sembradas en su tierra, de nuevo, por la codicia de las grandes potencias y la inacción del resto del mundo.
Ahora tenemos en proceso un libro con los cuentos de la gente albina de Mozambique. En Kenia, Tanzania, República Centroafricana, Malawi y Mozambique, y en otros países africanos (recientemente acaba de ser secuestrada y asesinada una niña albina en Mali) se piensa que los albinos son espíritus y dan buena suerte. Por esa razón son secuestrados y mutilados, y con sus cuerpos hacen amuletos. Pero esta costumbre, que podríamos pensar que obedece a ese salvajismo africano, realmente ha surgido de una manipulación de los hechiceros locales por parte de los que se dedican al tráfico de órganos internacional para abastecer los trasplantes el primer mundo. Gente que llega del primer mundo a hacer negocio con el cuerpo de los albinos. De nuevo la codicia de los países civilizados se ha cebado contra los más desfavorecidos del continente africano: los albinos, víctimas también de problemas visuales y de cáncer de piel, por su escasa protección dérmica.
A ellos hemos escuchado sus cuentos, y con ellos hemos ilustrado. Con todo ello haremos un libro que se va a titular Los cuentos del conejo, y otros cuentos de la gente albina de Mozambique. Queremos mostrar que la gente albina no son espíritus porque cuentan cuentos y la capacidad de relatar y el humor es lo único que nos distingue de otros animales, y de los espíritus.
Mucha tela
Ahora soñamos con hacer libros allí, y, como no tienen papel, los vamos a hacer de tela. Ya estamos con el libro de Senegal, que será el primer libro de una nueva colección: “Mucha tela”. Hemos hecho una versión rítmica de uno de los cuentos de El dragón que se comió el sol para libro de tela, “El niño que siempre perdía el bastón”, y un prototipo en tela. Y una cooperativa de mujeres en La Casamance lo coserá. Queremos generar empleo entre la población femenina africana y darle valor a su cultura: a sus cuentos, a sus telas y a su trabajo artístico.Para ello estamos trabajando junto a las chicas de Totopo Brown.
También haremos libros de tela en Mozambique con la población albina. Para ello en los Centros de Mayores del distrito de Chamberí en Madrid han recogido máquinas de coser antiguas y se han enviado a Maputo (Mozambique). Allí las albinas aprenderán a coser libros con una artista textil y narradora, Bru Junça
Y esos libros pasarán a formar parte de nuestro fondo editorial para que la imaginación gráfica y la narrativa lleguen a vuestras manos y para que la gente albina de Mozambique sienta que hay muchas personas a las que los albinos les importan, no porque den buena suerte sino porque son gente, seres humanos, que cuentan, que cosen, que sufren y mueren, como cualquier ser humano, y que necesitan sentirse humanos y que los sintamos humanos para no desaparecer para siempre.