El libro de la selva de los pigmeos baka
Los baka viven desde hace 250.000 años en la selva ecuatorial, a las orillas del río Congo. Son el grupo humano más antiguo del mundo. Más que vivir en la selva, son la selva. La cuidan como cuidan su cuerpo. Todo lo que necesitan lo obtienen de ella, pero nada toman que no sea necesario. La selva ha sido creada por Komba, el Anciano, para que los baka tengan todo cuanto necesitan, pero solo podrán disfrutar de ella con la condición de que la cuiden y la compartan con quienes habiten en ella, pues solo se merece lo que se comparte.
Esta forma de concebir cómo estar en el mundo ha permitido que pudieran sobrevivir durante miles de años, pero ahora la codicia del primer mundo los ha expulsado de la selva. Lo único que les queda son los relatos, los likanó, o consejos con los que aprendían lo que se necesita para sobrevivir: escuchar, cuidar, compartir y estar juntos.
A continuación os dejamos un likanó que nos contaron a nuestra llegada a la comunidad de los pigmeos baka:
Escrito por Ana C. Herreros
Ilustrado por Daniel Tornero
Colección: Serie Negra
Tamaño: 24 x 33 cm
Páginas: 32
Encuadernación: cartoné
ISBN: 978.84.123027.0.7
(Precio sin IVA 23,56€)
P.V.P. 24,50€
Proyecto en Camerún
Gracias a El libro de la selva de los pigmeos baka colaboramos con la Asociación Zerca y Lejos, que lleva desde 2001 persiguiendo la justicia social y la transformación de la sociedad a través del voluntariado, la toma de conciencia y la cooperación internacional. Trabajan en Camerún y en Perú, en el acompañamiento de comunidades y colectivos vulnerados en temas de salud, educación, seguridad alimentaria, violencia de género, agua y saneamiento, con un enfoque de derechos humanos y de género.
Con la compra de este libro estarás colaborando en el proyecto educativo que se desarrolla en las comunidades del sur de Camerún con la población baka, en el que se apuesta por una educación inclusiva contribuyendo al mantenimiento de sus saberes tradicionales, aspecto fundamental para la reproducción cultural, el reconocimiento de sus derechos colectivos y que otras culturas puedan aprender de los conocimientos que les han permitido vivir de manera sostenible en la selva durante muchos años .
Prólogo de Chema Caballero
Explica Ahmadou Hampâte Bâ en la primera parte de sus memorias, recogidas bajo el título de Amkullel, el niño fulbé,que uno de los principales afectos de la I Guerra Mundial en África fue provocar “la primera gran ruptura en la transmisión oral de los conocimientos tradicionales”. Se refiere el gran escritor a que los franceses obligaron a miles de africanos provenientes de todas sus colonias, agrupados bajo el nombre de tiradores senegaleses (tirailleurs sénégalais), a luchar en suelo europeo defendiendo los intereses de la metrópolis durante cuatro años. Eso provocó el “primer gran eclipse en la transmisión oral” del vasto patrimonio cultural de cada uno de los pueblos afectados porque aquellos que lo atesoraban no estaban ahí para pasárselo a los que venían detrás.
El aislamiento en el que siempre ha vivido el pueblo baka en la cuenca del río Congo le salvó de aquellas levas militares. No ha sido hasta hace poco cuando se ha visto obligado a abandonar su hábitat natural y a asentarse a lo largo de los caminos y carreteras. Los bakas, que siempre han vivido de recolectar lo que la selva les ofrecía, incluida la pesca y la caza, se ven, ahora, en desventaja frente a los pueblos con los que son obligados a convivir: expertos ganaderos y agricultores, que no ven a los bakas como personas, sino como animales y por tanto los esclavizan y les obligan a trabajar en sus granjas. El pueblo de la selva, los hijos de Komba, el Anciano, se ha visto humillado y sin herramientas para enfrentarse a la nueva realidad. Situación que ha provocado que muchos de sus miembros se refugien en el alcoholismo. Ahora, los jóvenes que han estudiado, intentan devolver a su gente la dignidad robada y luchan porque se les reconozca con los mismos derechos que tienen el resto de los pueblos de Camerún.
El vivir en el interior de la selva ha permitido a los bakas mantener intacto su legado cultural y poder transmitir a las generaciones más jóvenes todo el conocimiento y sabiduría acumulado durante siglos sin interrupción y sin influencias del mundo exterior. Uno de los principales vehículos para traspasar ese compendio es el cuento. Hoy se nos ofrece la oportunidad de acercarnos a una selección de ellos en este libro que tenemos delante y que es el resultado de un fructífero viaje al corazón del territorio baka para conocer de cerca a esas gentes y escuchar un poco de lo mucho que tienen que decir.
Desde hace años comparto algunos periodos de tiempo con los bakas del sur de Camerún y una de las primeras cosas que me enseñaron fue que ellos no viven en la selva, sino que son parte de la selva; son uno más de los elementos que hay en ella como lo son los animales, las plantas o los espíritus.
Esta igualdad y convivencia con el resto de los seres que son parte del bosque tropical es, quizás, una de las primeras cosas que se aprecia cuando se leen estas páginas. El libro refleja ese mundo ideal que era el paraíso baka antes de que sus miembros fueran expulsados de él por leyes que no comprenden. Un mundo donde Komba, el dios supremo, convive con los seres humanos y les escucha y por eso no carecen de nada, donde hombres y animales viven en armonía y donde priman los valores de la amistad, el compartir, la ayuda mutua y el respeto a los ancianos por encima de todo.
Las historias que muestran estas páginas, son las mismas historias que se pueden escuchar en las noches cuando los bakas se sientan alrededor del fuego o durante las ceremonias comunitarias. Es gracias a estos cuentos que los más jóvenes aprenden sobre su cultura y lo que ha mantenido cimentado a su pueblo durante tantos siglos. Y es esta sabiduría transmitida de abuelos y padres a nietos e hijos, la que da fuerza a los bakas más jóvenes que luchan por lograr una nueva edad dorada para su pueblo.
Chema Caballero
Nuestro viaje a Camerún
En noviembre de 2019, Ana C. Herreros, Daniel Tornero y Kike Carbajal viajaron con Zerca y Lejos a las comunidades pigmeas baka de Assok, Bemba II y Doum, que se encuentran en el sur de Camerún. Allí conocieron el proyecto educativo con el colaboramos con este libro, Daniel Tornero hizo talleres de ilustración, Ana C. Herreros escuchó los likanós y Kike Carbajal lo inmortalizó todo en estas fotos:
Ana C. Herreros
Nació en León y su abuela callaba cuentos. Así que pronto aprendió a escuchar el silencio y a querer a los que no tienen voz, a los que no cuentan.
Tanto que, años después y ya emigrante en Madrid, se puso a hacer una tesis doctoral sobre la literatura de los que ni escriben ni leen. Y así, investigando en la tradición oral, fue a dar en 1992 con la narración oral. Y empezó a contar, y desde hace más de veinte años no calla. Luego, la voz se le llenó de tinta y comenzó a escribir. La han traducido al catalán, al francés y al mexicano. Ha hecho sentarse a oír su conferencia a una princesa y 16 bebés de 6 meses prefirieron escuchar sus cuentos a tomarse el biberón. Ay, si su abuela levantara la cabeza...
Con Libros de las Malas Compañías ha publicado también los siguientes títulos:
Daniel Tornero
Es ilustrador, narrador y docente, pero sobre todo es narrador. Cuenta desde el siglo pasado con el colectivo escénico Jamacuco, y le gusta tanto contar que se ha pasado de la voz al papel. Ahora también pinta el universo paralelo de los cuentos a golpe de lápiz de colores y pincel de pelo de párvulo. Sea como narrador o sea como dibujante, lo importante es que sigue contando.
Como ilustrador, trabaja desde enero de 2012 en la Revista de Ipad DON, y desde mayo de 2014 es el director de arte, diseñador e ilustrador de la editorial Libros de las Malas Compañías. Ya tiene un libro publicado, La mujer esqueleto, que ha quedado finalista de los Premios Extraordinarios de Artes Plásticas y diseño de la Comunidad Autónoma de Madrid. También ha recibido la Mención de honor en los XII premios Audiovisuales de la dirección general de igualdad.
Con Libros de las Malas Compañías ha ilustrado también los siguientes títulos: